Uruguay no estaba en nuestros planes pero menos mal que los cambiamos! Porque la costa de este país nos sorprendió y nos gustó mucho.
En Montevideo no hicimos nada de turismo, solo estuvimos de acá para allá organizando el papeleo necesario para recoger a cactus. Y como nada más llegar un taxista nos timo pues ya no teníamos muchas ganas de conocer la ciudad, sino que queríamos empezar la ruta lo antes posible! Lo único que destacaría es la costa totalmente abierta al mar, creo que son unos 20 km de playas y paseos al lado del mar…
Nuestra primera parada fue Punta del Este, ya sabíamos que es una ciudad muy turística repleta de rascacielos, así que no nos iba a gustar mucho las playas son bonitas y encontramos un lugar precioso para dormir a primera línea de mar, escuchando el sonido de las olas… La sorpresa nos la llevamos por la mañana. Salimos a correr por la playa y cuando volvimos nos encontramos con una notificación de la policía diciendo que en ese municipio está prohibido pernoctar fuera de zonas habilitadas para ello (campings). Por suerte fue solo una notificación y no una multa! Después de un baño en el mar y en las duchas de la playa salimos corriendo de ahí!
El siguiente destino fue La Paloma, el GPS indicaba dos caminos posibles y decidimos tomar el de la costa aunque parecía más lento seguro q era más bonito! Las vistas fueron espectaculares y medio camino sin asfaltar. Nos estaba gustando probar a cactus offroad así que nos metimos en el parque nacional de la Laguna de Rocha, una zona prácticamente desierta, donde el blanco de la arena resaltaba con los azules del mar y del cielo creando un paisaje maravilloso. Hicimos un poco más de offroad por la arena para ir a comer cerca de una playa kilométrica y desierta, solo nosotros y el paisaje 🙂 Queríamos llegar a la Paloma por el parque pero llegó un punto en el que estaba prohibido circular…
Al fin llegamos (por asfalto) y nos acomodamos en un camping para policías! En el cual también podía entrar todo el mundo y era mucho más barato que los otros. Allí estuvimos un par de noches organizando la furgo y Jose también arregló el tanque del agua que aún no funcionaba correctamente.
Uno de los días salimos a ver el atardecer a la playa y aunque se nublo un poco fue precioso! Y allí conocimos a Tina y Joffrey, una pareja de uruguayos viajeros, con los cuales congeniamos mucho y acabamos en la playa hasta la madrugada, bebiendo fernet-cola, escuchando a Joffrey tocar su guitarra y viendo las estrellas… También descubrimos lo que es una murga, es algo así como las chirigotas de Cádiz. Están compuestas por 17 integrantes los cuales tocan y cantan canciones muy animadas con letras satíricas y de crítica social.
Lo estábamos pasando bien pero tocaba seguir la ruta, después de vaciar tanques y cargar agua nos dispusimos a salir del camping. Y al salir nos quedamos enganchados con un cable de la luz! Con tal mala suerte que arrancó una de las cajas que tenemos en el techo y dobló el portaequipajes! Resulta que durante los días que estuvimos acampados alguien nuevo llego al camping y para tensar su tienda de campaña uso un cable eléctrico… de tal manera que ahora estaba más bajo que cuando entramos, y por eso fue que nos quedamos enganchados… A partir de ahora vamos con mil ojos, súper atentos a todos los cables que pasamos!
Siguiente destino fue Cabo Polonio, un pueblecito dentro de una reserva natural donde no hay coches, ni agua corriente, ni electricidad. Un paraíso natural con un ambiente muy hippie. Para llegar, ay que aparcar el coche a unos 8km de distancia y desde allí tomar unos camiones (IFA) de los años 50 que se caen a pedazos pero que aguantan la mar de bien las dunas y la arena de la playa. Ojala nos hubieran dejado entrar con Cactus, pero claro si entráramos nosotros entraría todo el mundo y perdería el encanto. No nos pudimos relajar mucho en la playa porque hacía mucho viento pero lo mejor fue un paseo por el faro desde donde pudimos observar a los lobos marinos que allí viven. Fue una pasada verlos en directo y en su hábitat, como se bañan, cazan, comen, se comunican…
Para dormir fuimos a Valizas, muy cerquita de Cabo Polonio y también muy espectacular sobre todo por las enormes dunas que hay en la playa frente al océano atlántico. Paseamos por ellas y contemplamos la puesta de sol desde arriba, a un lado el mar y al otro un paisaje como de sabana, como me imagino África. Precioso!!
Por último muy cerca de la Frontera con Brasil visitamos Punta del Diablo, otro pueblecito súper natural, sin asfalto, con playas vírgenes increíbles, tan vírgenes que además de muchos moluscos y esqueletos de peces también nos encontramos una tortuga de mar en estado de putrefacción L Allí conocimos a Beatriz y Antonio que fueron nuestros compañeros de vistas en el lugar donde dormimos, son dos brasileños muy majos que nos dieron mapas, mucha información y consejos sobre Brasil.
Y cuando ya estábamos de camino a Brasil no pudimos evitar parar en Santa Teresa, ya que varias personas nos lo habían recomendado. Lo que más nos sorprendió fue el cambio del paisaje, aquí era todo mucho más verde, lleno de vegetación. Una fortaleza, selva y mar, podría ser el decorado de una buena película…